"Palabras, tan sólo palabras hay entre los dos".
Así cantaba, a inicios de la década de 1970, Silvana di Lorenzo. En pleno auge de la "nueva ola" en la música latinoamericana, la canción se había vuelto un boom en distintas lenguas; pero la versión en castellano, a decir verdad, no fue la mejor. La francesa, interpretada por la cantante Dalida y el actor Alain Delon, tuvo una magia especial, además de una letra más sutil: "Des mots faciles, des mots fragiles, c'était trop beau. (...) Des mots magiques, des mots tactiques, qui sonnent faux".
Y a propósito de magia entre los dos cantantes (algo de lo que carece la versión de di Lorenzo al centrarse sólo en ella), hay una interpretación en español de ese genial dúo que hicieron los hermanos Pimpinela. La suya fue una completa interpretación, coherente incluso en la puesta en escena con el refuerzo de la proximidad y la distancia del lenguaje a través del teléfono (algo que Dalida hizo más bien por ausencia de Delon). Los cambios en la traducción también son significativos en esa línea; por ejemplo ese "Cómo eres tú" (ese "Che cosa sei" dicho por ambos), que entre el cuestionamiento y la admiración nos sugiere la necesidad tanto de la comprensión como la incomprensión respecto a todos los otros, inclusive ese otro que amamos, o que estamos dejando de amar.
Existe también una versión portuguesa, interpretada por Maysa Matarazzo y el actor Raul Cortes, que tiene evidentemente cierto aire a bossa nova y que es quizá la versión en la cual las palabras traducidas se adecuan menos a la melodía.
Con todo, la versión original, la italiana compuesta por Chiosso, del Re y Ferrio, e interpretada por Mina Mazzini y Alberto Lupo, fue ciertamente insuperable. "Quando la cosa mi va, se mi va / quando è il momento / e dopo si vedrà...". "Io voglio dormire e sognare l'uomo che c'è in te, quando c'è / che parla meno / ma che può piacere a me". El estatuto ontológico del lenguaje, en esta canción, es algo que vale la pena ser pensado (y cantado). ¿Qué pasa cuando al seductor le sobran las palabras (que es cuando precisamente más falta le hacen)? ¿Cómo se va de-velando así el lugar fundamental del silencio? Si lo que hay entre nosotros es sólo lenguaje, ¿cuán importante es utilizarlo bien y saber también cuándo callar? Lenguaje y tiempo: esa es la relación central aquí. Discurso e instante... esa oposición puede ser entendida de muchas formas. A los idealistas les encanta vincularlos para "demostrar" (según ellos) la necesidad de lo Infinito, de lo Absoluto, lo metalingüístico y atemporal. ¿Para eso debe servir la filosofía?... ¿Philosophia ancilla Theologiae? ¡Qué poca cosa! ¡Palabras, palabras, tan sólo palabras!
Con todo, la versión original, la italiana compuesta por Chiosso, del Re y Ferrio, e interpretada por Mina Mazzini y Alberto Lupo, fue ciertamente insuperable. "Quando la cosa mi va, se mi va / quando è il momento / e dopo si vedrà...". "Io voglio dormire e sognare l'uomo che c'è in te, quando c'è / che parla meno / ma che può piacere a me". El estatuto ontológico del lenguaje, en esta canción, es algo que vale la pena ser pensado (y cantado). ¿Qué pasa cuando al seductor le sobran las palabras (que es cuando precisamente más falta le hacen)? ¿Cómo se va de-velando así el lugar fundamental del silencio? Si lo que hay entre nosotros es sólo lenguaje, ¿cuán importante es utilizarlo bien y saber también cuándo callar? Lenguaje y tiempo: esa es la relación central aquí. Discurso e instante... esa oposición puede ser entendida de muchas formas. A los idealistas les encanta vincularlos para "demostrar" (según ellos) la necesidad de lo Infinito, de lo Absoluto, lo metalingüístico y atemporal. ¿Para eso debe servir la filosofía?... ¿Philosophia ancilla Theologiae? ¡Qué poca cosa! ¡Palabras, palabras, tan sólo palabras!
Si se piensa que el reclamo de esta canción es una exclusividad de género, la misma Mina nos canta junto a Adriano Celentano una parodia con los papeles invertidos. Al final de la misma, aparece también Alberto Lupo.
Esta canción corresponde a lo que se llamaba en su época "música ligera", no sólo por el sonido, sino también por las temáticas y las letras. ¿Cómo una música ligera puede a la vez ser tan profunda? Si ello nos asombra y a la vez reconocemos que no hay en absoluto motivo para asombrarse, hemos empezado a comprender cabalmente lo que hay en el arte de Verdad - y especialmente en la música.
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