Se dice que al escuchar la música de Bach podemos sentir la nostalgia del paraíso, mientras que si escuchamos a Mozart estamos en el paraíso mismo. Heidegger no estuvo exento de interesarse por la música, y aparentemente Mozart era su compositor predilecto. Eso no haría sino confirmar la naturaleza de su predilección por el neoclasicismo. A Hannah Arendt le escribía cómo cuando escuchaba la Antígona de Orff en vivo, sintió en un momento como si los dioses hubiesen estado allí. ¿Qué dioses? Evidentemente no el de la onto-teo-logía, el dios cristiano, el de la metafísica tradicional que él criticaba y del que Nietzsche hubiese ya advertido su acabamiento, su muerte, su pérdida de sentido vital. ¿Qué dioses entonces? Evidentemente los de Hölderlin (Orff estaba adaptando la célebre y polémica traducción de Antígona que hizo Hölderlin). Quizá también los dioses de los griegos presocráticos, los dioses homéricos, aquellos que se enaltecían con toda esa arbitrariedad que les criticara Platón...
Lo cierto es que hay algo en Mozart que lo hace un músico único, y eso tiene que ver justamente con que uno se siente en presencia de algo sobrenatural pero a la vez muy humano y pleno de serenidad cuando se le escucha. Aparentemente eso mismo le pasaba a Heidegger. Por eso le dedicó al genial compositor una consideración especial en una de sus lecciones sobre el principio de razón suficiente, cosa que no hizo con ningún otro músico. No es en absoluto casual que lo mencione en esas lecciones. Más allá del aniversario del músico, que se cumplía por esos días, ese principio supone ser uno de los pilares fundamentales de la serenidad de la que goza la filosofía leibniziana, muchas veces tildada de optimista. Esa serenidad que es propia del clasicismo está impregnada de modo especial en la música de Mozart y en su modo mismo de composición, con ese don que se daba en él como si fuese una fuente de bellas emanaciones sonoras, como si la genialidad no fuese suya, sino como si fuese el mero instrumento de la divinidad.
Recientemente se ha traducido un libro excepcional: Encuentros y diálogos con Martin Heidegger (1929-1976). En él su autor, Heinrich Wiegand Petzet, da cuenta de esta predilección de Heidegger por la música y por Mozart:
Heidegger y la música: un tema que nos llevaría a una región cercana al corazón de este hombre, aunque conocida por pocos. Así, C. F. von Weizsäcker observó que la música apenas si ocupa un lugar en los discursos del filósofo sobre el arte. Pero sería erróneo deducir de allí que ella le fuera ajena. Al contrario. Su preferido era Mozart. El más bello testimonio de esto lo dio al comenzar una lección que coincidía con el bicentenario del nacimiento del compositor; citó allí un dístico de Angelus Silesius:Un corazón que se encalma hasta el fondo para Dios comoÉl quiere,es tocado por Él con gusto: es su tañido de laúd.Y agregó: "El tañido de laúd de Dios: eso es Mozart".
Petzet, Heinrich Wiegand, Encuentros y diálogos con Martin Heidegger (1929-1976), Buenos Aires: Katz, 2007, p. 29.
Mozart todo lo que hacia lo ponia ante Dios, cada música que el hacia y sus sonatas muy famosas se la dedicaba a Dios, todo lo que hacia el lo hacia en el nombre de Dios, el era un fiel crisdtiano por eso el es muy famoso porque Dios le dio un talento y el supo desarrollar lo que le dio Dios
ResponderEliminarÉl es tan puro; es un poco absurdo decir por lo tanto que está más cerca de Nietzsche y Heidegger que de Platón y el auténtico cristianismo (además es sabido que era cristiano). Pero acierta en algo, su música está llena de serenidad (¡lo que lo coloca aún más lejos de los primeros!, aunque quizá no tanto del Heidegger último, del cual sé muy poco como para hacer un juicio...pero en fin, eso no tiene gran importancia). Él lleva la gracia.
ResponderEliminar¿Qué entiende por "puro"? Hace falta usar adjetivos menos abstractos, leer mejor la nota y saber algo más de historia de la estética y la filosofía del arte para observar algunas cosas, entre ellas:
ResponderEliminar1) La nota da cuenta de un interés en particular de Heidegger por Mozart, si a Ud. le gusta o no ese vínculo es algo distinto e irrelevante para lo primero.
2) La nota no establece un paralelo Mozart-Nietzsche.
3) Ese tipo de paralelos músico-filósofo son normalmente demasiado superficiales y predomina en ellos una interpretación intelectualista de la música. Aquí no se pretende ello, sino intentar dilucidar las razones y el carácter del interés explícito de Heidegger.
4) Si se trata de las flosofías (pues las vidas son cosa aparte y la vida misma de Mozart no fue nada serena), la jovialidad que Nietzsche encuentra en los griegos trágicos y que adopta para su gaya ciencia es básicamente serenidad, y, más importante aún para la nota, Heidegger tiene un texto con ese nombre que le sugiero revisar.
5) Mozart era cristiano masón, lo cual, sobre todo en esa época, estaba lejos de ser considerado como un "auténtico cristianismo". Las autoridades cristianas no aprobaban ni su desobediencia ni su comportamiento moral, ni sus ideas.
6) Si lee los juicios platónicos sobre la música, podrá imaginar que el vitalismo mozartiano le parecería por lo menos peligroso.
7) Lo que viene al interés del filósofo de la música (lo siento, pero no escribo como creyente) no es finalmente lo que la esencia de Mozart sea o no, y menos si se trata de aspectos biográficos irrelevantes, sino de lo que su música genera en la percepción del oyente (en especial del oyente Heidegger).
Gracias por su comentario.
Cómo que "Se dice que al escuchar la música de Bach podemos sentir la nostalgia del paraíso, mientras que si escuchamos a Mozart estamos en el paraíso mismo." Yo no he sabido que muchos digan eso.
ResponderEliminar¿Quién lo dice? acrediten al filósofo que mejor habló de Bach y de Mozart, por que están utilizando no sólo su pensamiento a este respecto: Quien dijo exactamente eso es CIORAN en su libro "El libro de las quimeras".
Si se trata de Mozart, mejor deberían hablar de Cioran, porque en él si sabía lo que era el arte y lo que era la música. Heidegger no llega a tanto en cuestiones musicales.
El autor o autores del artículo no ignoren sus fuentes y expónganlas, porque si no, parece plagio.
Angel C.
Estimado Ángel,
ResponderEliminarLe agradezco la referencia. Si mal no recuerdo, mi fraseo quería justamente observar la facilidad con que esa apreciación suya se ha vuelto popular. Quizá Ud. no la escuche frecuentemente; yo sí, sobre todo entre músicos. Por otro lado, Cioran muchas veces escribe "hace mucho se observó...", "tantas veces se ha planteado que...", etc. ¿Lo acusamos de plagio por no indicar fuente precisa? Que yo sepa, el plagio consiste en atribuirse como propio algo que no lo es, y ese no es el caso ni aquí ni en esos textos de Cioran. En un ensayo académico, tendría al menos que colocar a pie de página una o más fuentes precisas, pero en los ensayos o notas informales, como ésta evidentemente lo es, o como las que escribía comúnmente Cioran, ese no es un imperativo categórico (siempre que no se asuma el dicho como propio).
Usted es libre de escribir todo lo que desee sobre el Mozart de Cioran; si gusta, puedo publicarlo por acá (no me comprometo ni lo comprometo a usted), pero eso no excluye que yo pueda escribir buenamente sobre el o los filósofos que desee. Si hablaron poco de música o fueron eruditos en la materia, eso es irrelevante. Además porque, si se fija bien, la nota quiere esclarecer lo de Heidegger, no aportar nada especial al estudio de Mozart. Por último, el texto de Cioran que menciona, y que leí mucho después de esta vieja nota, me parece que no dice nada especialmente relevante sobre Mozart como su autor pretende, ni nada que no sea intuitivamente deducible (vaya, ¿hay que citarlo porque dice que el Requiem ciertamente no es angelical?). No encuentro nada que sea especialmente meritorio, sino sólo una asociación (Mozart=paraíso) que es muy común pero que no deja de moverse dentro de las opiniones meramente subjetivas y en algunos caso discutibles que tiene el autor, como por ejemplo: "Nadie canta al paraíso porque no lo tiene, sino porque no quiere perderlo". Esa frase me parece, desde todo punto de vista, errada. No sólo porque hay una tira de ejemplos para contradecir el "nadie", sino porque pierde de vista lo intrínsecamente humano del canto y la también intrínseca situación de caída que tiene su producción artística, por feliz o celestial que le parezca. Y así... No deja de ser curioso que un "agnóstico" tenga tanta necesidad de sublimar y no de permanecer pegado a la tierra.
Le agradezco nuevamente.
MOUSIKE
ResponderEliminarSaludos.
Aunque el blog sea de arte, tengo una consulta: ¿digamos que todo "concepto de dios" o de "divino" derivado de la ontoteologia o metafisica tradicional que caracteres debe presentar? no podriamos inferir que los "dioses titanicos" o los "monstruos de lovecraft" tengan caracteristicas metafisicas.
Kant distingue en la teología racional dos sub-especies: una cosmoteología y una ontoteología. Esta última es la idea de un Dios con fundamentos puramente racionales. Eso es lo característico. Su bondad, por ejemplo, no se predica a partir de milagros o experiencias que se asocien causalmente con él, sino de su propia lógica (que, por su unidad originaria, no admite contradicción). Dios es, en ese sentido, la cumbre de la razón pura y, además, la causa real del ser de todos los entes.
ResponderEliminarMOUSIKE.
ResponderEliminarSALUDOS.
entonces el "dios de la revelación cristiana" o toda divinidad que sea omnipotente, omnipresente y creadora seria el dios de la ontoteologia?
una persona que niega al “dios” de la ontoteologia y de la metafísica tradicional, pero es sensible ante una posible existencia de “algo divino” se le puede considerar ateo? pienso en Lovecraft quien negaba la existencia de un dios creador y omnipotente y sin embargo era capaz de crear “dioses” totalmente inmanentes y corpóreos, se le puede considera ateo? digamos en todo caso que podría haber una diferencia entre ateísmo y agnosticismo apático.