martes, 2 de diciembre de 2008

Platón y la música apolínea




- Entonces -seguí-, la ejecución de nuestras melodías y cantos no precisará de muchas cuerdas ni de lo panarmónico.
- No creo -dijo.[...] - ¿Y qué? ¿Admitirás en la ciudad a los flauteros y flautistas? ¿No es la flauta el instrumento que más sones distintos ofrece, hasta el punto de que los mismos instrumentos panarmónicos son imitación suya?
- En efecto, lo es -dijo.
- No te quedan, pues -dije-, más que la lira y cítara como instrumentos útiles en la ciudad; en el campo, los pastores pueden emplear una especie de zampoña.
- Así al menos nos lo muestra la argumentación -dijo.
- Y no haremos nada extraordinario, amigo mío -dije-, al preferir a Apolo y los instrumentos apolíneos antes que a[l sátiro] Marsias y a los suyos.
- No, por Zeus -exclamó-, creo que no."

Platón, República 399c-e (trad. de José Manuel Pabón y Manuel Fernández-Galiano, Madrid: Alianza Editorial, 2001).

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