Yashwant Buwa (o Yashwantbua) Joshi (1927-2012) fue un músico excepcional, uno de los mejores cantores del gayaki khayal de los gharanas (estilos musicales) de Gwalior y Agra, que vienen desde mediados de los siglos XVI y XIX, respectivamente. Su formación la inició en su natal Pune con Pandit Mirashi Buwa, maestro del estilo Gwalior. En 1950 se trasladó a Bombay, donde Pandit Jagannath Buwa Purohit "Gunidas" le enseño el estilo Agra y una filosofía de la música que llevó durante toda su carrera. Fue influenciado también por el gayaki de Gajanan Buwa Joshi y de Chhota Gandharva. Pasó casi toda su vida como profesor y sólo tuvo reconocimiento como intérprete a los sesenta años. Se le llamó entonces 'Buwa', que en Maharashtra significa "respetable caballero anciano". Destacando por la increíble vitalidad de sus actuaciones y por la rareza de su estilo, tradicional pero poco ortodoxo y más bien ecléctico, desde mediados de la década de 1990 empezó a realizar grabaciones comerciales y a ser galardonado con varios premios, entre ellos el premio estatal Maharashtra Gaurav Puraskar de 1993 y el premio de la Academia Sangeet Natak.
Su gayaki combinaba el romanticismo de los swaras (literalmente: tonos), que aportan belleza por sus posibilidades de ornamentación, con la disciplina del laya (tempo), logrando mehfils (pequeños conciertos) muy íntimos y de gran calidad. Se definía a sí mismo como un músico de la vieja escuela, conservador ya que mantuvo siempre su base en el estilo Gwalior y prefería taals (sistemas rítmicos) lentos que fueron antiguamente populares, como el Tilwada y el Jhumra (de 16 y 14 matras o beats, respectivamente, reemplazados luego por el Tintal y el Ektal), aunque tampoco optaba por el tipo ati-vilambit (muy lento). Tenía una razón para esos ritmos: así podía desarrollar sus khayals. "Khayal", en Urdu, significa "imaginación". Es un sistema de canto muy improvisado, que requiere cierto carácter pausado para lograr sofisticación. E incluso así, Yashwant Buwa ocasionalmente cantaba en otros sistemas como el Natyageet o el Bhajan.
Hasta su muerte en 2012 fue el último sobreviviente de los pioneros de la confluencia de los estilos Gwalior y Agra en el canto khayal. El 5 de junio de 2003, Yashwantbua Joshi le dio una breve entrevista a Deepak Raja sobre su vida y su concepción de la música. Sobre esto último dijo lo siguiente:
La filosofía de la música
Soy conservador, pero no ortodoxo. Tengo un fuerte fundamento establecido en el estilo de Gwalior, pero nunca fui prisionero de ese gharana. Busqué a todos los músicos cuyo estilo me atrajo y aprendí de ellos lo que pude. Jagannath Buwa me decía a menudo que el requisito básico de la música es la cualidad mágica llamada "Rang" [literalmente: color]. Como cualidad de la música, "Rang" trasciende las consideraciones de cualidad de voz, la gramática y la comunicación de rasa [el contenido emocional]. La reacción del público no es mi punto de referencia para validar mi música. No voy a sacrificar la dignidad de mi arte por un público maravillado. No voy, por ejemplo, a hacer un Thumree [estilo de música clásica ligera, popular en el siglo XIX, generalmente con tema de amor de alguna muchacha hacia Krishna y caracterizado por una gran flexibilidad] fuera de un Khayal, o empezar a cantar con mi cuerpo. Pero un artista no puede ser un mero científico. Si quiere dirigir un auditorio y también imponer respeto, tiene que encontrar el equilibrio delicado entre la santidad del arte y el placer de escuchar del auditorio. Si no puede hacer esto, puede entonces seguir siendo un profesor.
Mis grabaciones han estado en el mercado desde hace varios años. He estado llevando a cabo interpretaciones en la radio desde 1946. También se transmiten en otros dos programas nacionales de All India Radio. Y, por mucho tiempo, nadie se dio cuenta. En los últimos diez años, la gente de repente se dio cuenta que Yashwant Buwa también podía cantar. Hoy tengo admiradores no sólo en nuestro estado de Maharashtra, sino también en Calcuta, Delhi y algunas otras ciudades. Varias instituciones me han otorgado honores por mis servicios como profesor e intérprete. A los 75 años, todavía puedo celebrar un concierto de dos horas. No me arrepiento, pero si el reconocimiento hubiese venido cuando era más joven, la gente hubiera escuchado mejor música de mí.
El rang es, en la música clásica del norte de la India, la "definición" de esa vitalidad esencial que deviene, fluye en la música y en sus distintos géneros. Es ese "no sé qué" que Rousseau asociaba con la melodía, en contraposición con la armonía. No se equivocaba en la medida en que esa sensación está relacionada de un modo claro con el flujo temporal, pero tanto la melodía como la armonía son temporales, por lo que habría que añadir que no con la mera sucesión de sonidos, lo que sí puede determinarse sistemáticamente, al punto incluso de matematizarla y abstraerla de toda experiencia sensible, sino más bien con una sucesión de sensaciones, para la cual es también sumamente importante el ritmo, como lo advertía ya Descartes en su Compendio de Música, tratando de ver tanto su fuerza sensible como la posibilidad de matematización del mismo. A este carácter sensible se debe que su peso sea distinto: la intuición (sensible) hace que se le resalte como una cualidad esencial, tal como quería sostener Rousseau y como se da en nuestras experiencias musicales más cercanas. No algo distinto se señala cuando se dice que una música llega al alma, a la sangre o a la piel.
En la música popular, esta cualidad cobra formas variadas y, en todos los casos, es igualmente difícil de determinarla, a no ser con imágenes o nombres meramente metafóricos, o por analogía con otras experiencias sensoriales, mas no conceptualmente; es decir, no propiamente definirla. A pesar de ello, es inmediatamente reconocible cuando se da en la experiencia; esto es, en la intuitividad de la conciencia estética. Basta escuchar una tonada de Louis Armstrong para reconocer el swing y reaccionar adecuadamente (o no) frente a él, por ejemplo bailando. Y aunque el sonido de la trompeta de Chet Baker sea distinto, así como el ritmo, diferencia que en los bailes se refleja bien, de la música de éste también se dice que tiene swing. Desde luego que es más probable que se afirme que es cool, y no casualmente ese es el tipo de jazz en el que se le clasifica. Con frecuencia, la cualidad esencial es el mismo nombre del género o subgénero musical, o está en relación con él. De un buen músico de rock and roll se exclama: "He rocks!". Y el grupo Queen prometía: "We will rock you". En el metal aún se habla de roqueros y de roquear porque éste respondía a la pérdida de esa capacidad de golpe en el sonido del rock, ya fuese por costumbre o por popularización; de modo que se hizo necesario, por decir, que las rocas se volviesen metálicamente pesadas en aras de recuperar su cualidad esencial. Por su parte, el nombre 'salsa', que en sus inicios provocó la reacción de los intérpretes de la música afrocubana, que no veían la novedad (Tito Puente dijo que la única salsa que él conocía era la de sus espaguetis), evidentemente resalta el sabor de esta música, y lograr dar con su esencia es precisamente tener sabor o saoco, algo que más que estar vinculado a la belleza de un baile de salón o a unas "sábanas blancas", lo estaba con la dureza de la calle latina (y por eso apareció luego una reivindicativa 'salsa dura'). Esto sin pretender que a un género le corresponda una única cualidad esencial. Incluso, teniendo varias, lo común es que en su desarrollo histórico le dé más peso a una u otra y que de allí mismo surjan los subgéneros.
Igual ocurre con el buen músico de flamenco, que tiene duende. En la bossa nova, el término 'bossa' aglutina un conjunto de significados característicos de la cualidad a la que nos referimos: moda, estilo, instinto, maestría, talento; aunque quizás no haya sentimiento más fuertemente asociado a ella que esa intraducible saudade. El vals criollo peruano puede no tener el garbo que le dieron algunos de sus intérpretes, como Chabuca Granda, pero nunca puede dejar de tener criollismo. En todos estos y en otros casos, lo característico es la imprecisión o indeterminación de dicha cualidad que, sin embargo, se considera esencial. Los límites son muy abiertos; por ello el rang no está exclusivamente asociado con la música clásica india, en cuyo caso no se llamaría así un festival de música electrónica que se celebra cada año en ese mismo país.
Por eso mismo, Yashwant Buwa afirma que el rang no se limita o asegura mediante una particular cualidad de la voz: no es que corresponda a algunos timbres y no a otros, o a alguna tesitura bien delimitada, como se ha pretendido más en la tradición occidental (piénsese en la formalidad del bel canto). De igual modo no puede apresarle la gramática, a la que muchas veces, también en la poesía, se fuerza con tal de respetar la musicalidad. Y, curiosamente, añade que tampoco se limita a la comunicación de contenidos emocionales. Esto quiere decir que la comunicación de esta cualidad, del músico a su público, no se da con la simple incitación al goce. Lo único que hace falta para el goce, en términos generales, es la disposición para entrar al juego. Pero no todo partícipe del mismo es un buen jugador ni, menos aún, un maestro. La maestría en el arte requiere de algo más que de seguir reglas, pero no puede prescindirse totalmente de ellas, sobre todo en un arte tan técnico como la música. Igualmente, ella no puede prescindir de la comunicabilidad y del reconocimiento intersubjetivo, y sin embargo no puede depender enteramente de éste. Si esto ocurre, se dice del artista que se ha vendido, que busca complacer a sus consumidores y nada más. Independientemente de lo económico y lo comercial, lo que con ello se quiere decir es que el artista ha perdido el respeto por su propia singularidad, por aquello que precisamente lo hacía destacable. Hay un reconocimiento, pues, del respeto que el artista le debe a aquella esencialidad de la que depende su arte y a sí mismo como instrumento privilegiado de la misma. En los términos de Yashwant Buwa, se trata de lograr equilibrio en el respeto tanto de la santidad del arte como del placer que se genera en los oyentes. El oyente debe ser desafiado para que se genere también por su parte respeto. Acá hay varias dignidades en juego. Esto da pie a pensar en las raíces estéticas de la ética, así como en la relación entre una "moral estética" y una moral propiamente ética. Ese, no obstante, es un tema vasto que sólo sugeriré en esta ocasión, a falta de tiempo.
El tiempo es un curioso maestro que hace lo suyo de espaldas a la voluntad humana. Pero la música no va en contra del tiempo, sino que aprende a seguirlo, aun cuando eso signifique un desgaste que los cuerpos del instrumento y del músico no dejan de percibir. Yashwant Buwa Joshi reconocía que el tardío reconocimiento popular no le permitió mostrar su voz en el mejor de sus momentos. Sin embargo, y allí uno reconoce también al maestro, todo estaba bien.
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