William Weber ha logrado con erudición y perspicacia un estudio fundamental sobre la historia de la estética musical moderna. En él se plantea el origen de aquella divergencia entre "música popular" y "música clásica" que marcó el auge cada vez más decidido de lo pop (en sentido general), el fracasado intento del atonalismo por superar con "nueva música" esa distancia, el asentamiento de lo "clásico" musical en la consideración popular más allá de la estética clacisista, la reivindicación de la "música ligera" (por ejemplo, la así llamada música ligera italiana), la concepción y los programas de los recitales y conciertos clásicos hasta nuestros días (tan criticados por Glenn Gould y en contraste con los conciertos populares), las demandas del público (como las que padeció Wagner en París), lo serio y lo bufo (tal como en la ópera), etc. Hay, pues, sobradas razones para recomendar la atenta lectura de este amplio estudio que, pese a cubrir un período de años determinado, posibilita una mejor comprensión de los gustos musicales contemporáneos, sin reducirlos a enfoques meramente sociológicos pero teniendo en cuenta los aspectos sociales, políticos y económicos que los influyen.
Título: LA GRAN TRANSFORMACIÓN EN EL GUSTO MUSICAL. LA PROGRAMACIÓN DE CONCIERTOS DE HAYDN A BRAHMS
Autor: WILLIAM WEBER
Formato: 16 x 23 cms.
Páginas: 472
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Ciudad: México
Año: 2011
Traducción: Silvia Villegas
ISBN: 978-95-0557-874-0
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Ciudad: México
Año: 2011
Traducción: Silvia Villegas
ISBN: 978-95-0557-874-0
Reseña editorial:
La gran transformación en el gusto musical analiza el cambio fundamental que se llevó a cabo en la vida musical europea entre 1750 y 1830 como parte de un movimiento más amplio que se proponía repensar la cultura y la política en Europa. A través del estudio minucioso de miles de programas de conciertos William Weber investiga la evolución del gusto a partir del surgimiento de mundos diferentes en torno a la música clásica y la canción popular.
El diseño de un programa es un proceso político que necesita de una serie de acuerdos entre públicos, músicos, gustos y, por extensión, fuerzas sociales. Hacia fines del siglo XVIII, un concierto típico satisfacía intereses variados a través de una "miscelánea" estructurada de géneros cohesionada por la presencia de músicos de relevancia. Esto comenzó a debilitarse alrededor de 1800 con la aparición de nuevos tipos de composiciones, desde los cuartetos de cuerdas a las quadrilles y las baladas, que no podían coexistir fácilmente en un mismo programa. El campo musical no pudo mantener su antiguo orden y comenzó a dividirse en dos regiones separadas de repertorio y gusto: la dicotomía establecida entre las músicas consideras "ligera" y "seria", en relación con las nociones de "canciones populares" y "clásicos".
William Weber lleva a cabo un estudio preciso y cautivante de ese conflicto por medio del cual la programación musical sufrió la influencia de ideas utópicas y experimentos extravagantes, mientras se libraban batallas ideológicas sobre quién debía gobernar el gusto musical.
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