martes, 11 de enero de 2011

Vivir y cantar (para la tierra de uno) como la cigarra. María Elena Walsh, in memoriam



Recuerdo la primera vez que escuché a Mercedes Sosa dando un concierto en Lima. Fue espectacular. La pureza y potencia de su voz se mostró en su mejor forma, todavía tocaba el tambor con fuerza telúrica y bailaba la zamba pampeana con gesto sutil y adusto. Mi sorpresa fue mayor porque aprovechó esa vez para retomar varias canciones que, según contó ella misma, eran sus favoritas pero hacía mucho (unos veinte años) que no las cantaba; entre ellas se encontraba una canción de María Elena Walsh. No era la conocida "Como la cigarra", que cantaría después ante el clamor del público, sino la sentida "Serenata para la tierra de uno".*


Desde entonces, cada vez que he pensado en el amor a mi tierra lo he hecho siempre a través de esta pequeña canción. Lo que María Elena Walsh logró en ella es aquel sentimiento de quienes, como decía Mercedes, "somos unos eternos desaforados cuando vivimos acá y unos eternos melancólicos cuando nos vamos lejos". Es cierto que las distancias nos hacen rebosar esta ambivalencia, pero, incluso sin ellas, es un sentimiento que bien puede surgir en aquellos que piensan en el corazón.

El amor más puro a la tierra no es, como nos ha enseñado desde siempre la historia militarizada, la entrega irreflexiva a unos símbolos de intensa coloratura pero huecos por dentro. El verdadero amor a la tierra es aquel que se halla entre la crianza y el desarraigo, entre el sentimiento de pertenencia y sentir a la vez que los límites de la patria nos son demasiado estrechos; no por la mera necesidad de expandir los horizontes económicos, sino porque en nuestra relación con la tierra carecemos del perfecto vínculo que algunos nos pretenden inculcar y que finalmente no encuentra fundamento sólido. Es, en cambio, en esa ambivalencia donde debemos saber ubicar nuestros caminos, para amar honestamente (sin autoengaños) la tierra en que nacimos; como dice la canción, "por todo y a pesar de todo". Es ahí cuando aparece, casi espontáneamente, ese sentimiento que le pone reparos "al desarraigo de mi corazón". No lo suprime. ¿Cómo podría hacerlo si el corazón se aleja siempre? Pero sí le pone reparos.y nos evidencia cuán atados estamos a ella. A esto se refiere la poeta cuando nos habla del "idioma de infancia" como el secreto que sólo se desvela entre cada uno y su tierra. Y entonces uno quiere cuidarla en cada flor y odiar a los que la castigan, y eso es lo que debiera entenderse cuando popularmente se dice "hacer patria".

María Elena Walsh compuso también muchas canciones infantiles, dirigidas asimismo a los adultos para que estos no subestimasen sus capacidades emocionales y racionales. En ellas mostraba que el mundo de los niños, del que a veces nos alejamos tanto, es un mundo complejo al que hemos simplificado demasiado, creyendo así protegerlo. Sin embargo, a pesar del lirismo de su amplio repertorio infantil, su canción más bella quizá sea "Como la cigarra", sobre todo en la voz de "la Negra". La canción toda es un despliegue de amor auténtico por la vida (más hondo aún en tiempos de dictadura):


Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aqui
resucitando.

Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.

Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.

A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

Poco se puede agregar a una letra tan tierna y fuerte a la vez. Esa mezcla de inocencia y dureza caracteriza a la poesía y la música de Walsh, y muestra cómo su corazón ha sido forjado por la vida sin perder su apertura (infantil) hacia ella. La persistencia y la gratitud más elementales ─ transformadas en canto al sol.



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* Pocos meses después llegó a Lima el disco doble que contenía estas canciones: Mercedes Sosa, Acústico en vivo (Sony, 2002).

1 comentario:

  1. Qué maravilla Arturo; no tengo palabras y no podía haber empezado el día de mejor manera.
    Gracias y feliz año nuevo.

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